Cristina Fernández de Kirchner copĂł por completo pero en su peor momento el temario polĂtico. La confirmaciĂłn de la condena por la causa Vialidad impactĂł sin vueltas en las cuentas electorales inmediatas, antes que remitir al interrogante mayor: Âżpuede marcar un final de ciclo? El peronismo -no sĂłlo el nĂşcleo K-, el cĂrculo de Olivos y la polĂtica en general observan y cuidan sus movimientos a la espera de que pase la ola inicial. El primer test para todos será la elecciĂłn bonaerense, ratificada para septiembre. Y por lo pronto, está a la vista que los planes fueron alterados: replanteo en el bastiĂłn del PJ y mezcla de inquietud e incertidumbre en el mileismo.
En la superficie, asoman contradicciones e interrogantes porque resulta difĂcil medir el impacto social de la condena y la inhabilitaciĂłn como candidata. Es un trabajo que ya encaran algunos consultores. Y es complejo, si quedan limitados a grados de acuerdo o desacuerdo con el fallo judicial. Sin dudas, existen posiciones tomadas frente a la ex presidente, el papel de la Justicia y temas graves como la corrupciĂłn en el poder, que es lo que expone la causa Vialidad. Son lĂneas que se cruzan y por eso mismo no pueden proyectarse mecánicamente al terreno electoral como intenciĂłn de voto. ÂżEl caso polariza? ÂżProvoca interĂ©s o desinterĂ©s? La sucesiĂłn de comicios provinciales expone hasta ahora una significativa caĂda en los niveles de participaciĂłn.
El peronismo en sus diferentes expresiones -con mayor o menor entusiasmo- se encolumna con el rechazo al fallo de la Corte Suprema, a la vez que analiza una estrategia bonaerense que sin dejar de reivindicar a CFK -ahora como vĂctima de una “proscripciĂłn”-, coloque el foco en la batalla secciĂłn por secciĂłn electoral, con juego fuerte de intendentes y estructuras tradicionales.
En las cercanĂas de Javier Milei -más allá de las tensiones entre Karina Milei y Santiago Caputo en esta materia-, el punto es cĂłmo plantarse en el tablero de la provincia de Buenos Aires, ahora sin contrapunto directo con la ex presidente. Está claro que la decisiĂłn de la Corte no es lo que deseaba Olivos. Y no se trata de pura especulaciĂłn: es lo que se deja trascender en el Gobierno y en el Congreso. De momento, la reacciĂłn es cuidadosa, no exenta de algĂşn exabrupto como el que acaba de sumar JosĂ© Luis Espert.
Milei fue especialmente medido. EvitĂł la proliferaciĂłn de mensajes y a tono con su consideraciĂłn habitual, se definiĂł como el “primer presidente que no interviene en la Justicia”. Expuso asĂ el objetivo de borrar el efecto de las versiones que, se ha dicho, surgieron de pliegues del oficialismo sobre la inconveniencia de un fallo que dejara fuera de carrera a la ex presidente. Todo alcanzado además por las sombras de la caĂda de Ficha Limpia.
El discurso sobre la no intromisión en el mundo judicial fue acompañada por cuidados para evitar celebraciones de la condena firme de CFK. Se verá cómo sigue, pero de arranque resulta una pausa que, más allá de las suspicacias, exhibe la necesidad de replantear la campaña y hasta de discutir perfil de candidatos en cada sección electoral y no sólo en la tercera, ya sin competencia directa con la ex presidente. De todos modos, el Gobierno la necesita para polarizar, algo que como recurso alternativo puede centrar la pelea en Axel Kicilof. La pregunta es si alcanza para sostener la elección provincial como batalla decisiva entre la marca libertaria y el kirchnerismo.
El desafĂo para el peronismo es mayor. La disputa del nĂşcleo K con el gobernador no está superada porque CFK quedĂł fuera de juego como candidata. Tampoco queda clausurada la interna por la reacciĂłn conjunta frente al fallo de la Corte. Tal vez alivie la pulseada por la integraciĂłn de las listas de diputados y senadores provinciales. Y sin dudas, pone en discusiĂłn el foco de campaña.
El peronismo provincial -es decir, cada intendente, cada estructura local- necesita sumar en cada sección para mantener su peso en las dos cámaras de la Legislatura. El punto es cómo le da tono local sin abandonar el apoyo a CFK. No se trata sólo de una cuestión de solidaridad, sino también de reconocimiento sobre el caudal de votos que aún reducido con los años mantiene la ex presidente, incluso más allá del sello del PJ.
Las fechas electorales pasaron a ser lejanas frente al vĂ©rtigo provocado por la decisiĂłn de la Corte. Falta algo más de un mes para cerrar las listas que competirán en septiembre. Y en lo inmediato, vienen dĂas de demostraciĂłn callejera. La más importante será la semana que viene, el dĂa en que formalmente comience la detenciĂłn domiciliaria. Puede ser marcha a los tribunales federales, si se cumple el paso previsto, o directamente en la calle San JosĂ©.
El kirchnerismo debió aceptar diferente grado de compromiso en las estructuras del peronismo para unificar el respaldo público. Fue visible la actitud de Kicillof y la presencia de Sergio Massa. Se anotó el compromiso desparejo de jefes provinciales. También, la convocatoria a organizaciones con capacidad de movilizar, que expone fisuras especialmente entre los jefes sindicales. En las próximas horas, será el turno de los intendentes.
El punto es cĂłmo sigue. CFK necesita mantener de algĂşn modo un lugar central en el peronismo. Y si es posible, como contrafigura de Milei. Claro que eso mismo debe ser correspondido desde el oficialismo nacional, que repiensa su campaña, pero difĂcilmente pueda salirse por completo del formato de disputa discursiva con el kirchnerismo. Tampoco el peronismo puede desentenderse del capital de la ex presidente.
Corren los tiempos. Primero, debe pasar la ola inicial. Después, se harán inevitables los ajustes para la prueba bonaerense y más tarde, la elección nacional de octubre.