
Diego Santilli comenzĂł a moverse como operador del Gobierno, por ahora mezclando papeles de diputado y ministro del Interior designado. En esa doble condiciĂłn, su paso por una comisiĂłn de la Cámara baja coronĂł lo que se suponĂa como efecto poselectoral: el oficialismo logrĂł avanzar con dictamen sobre el proyecto de Presupuesto 2026, en un terreno más allanado para tratarlo despuĂ©s del recambio legislativo de diciembre. Un avance que no cierra el tema sino que le da tiempo al Gobierno para negociar con los gobernadores y mostrar bancas más nutridas, en un tablero renovado y que a la vez sigue demandando acuerdos.
Esa primera pincelada legislativa pintarĂa un nuevo cuadro sobre el manejo de las tratativas polĂticas. MarcarĂa un giro o divisiĂłn de tareas respecto de lo que fue la gestiĂłn de Guillermo Francos, cuya salida tuvo alto impacto externo e interno. Este miĂ©rcoles asume en su lugar Manuel Adorni, colocado sin demoras en ese despacho por Javier Milei, en lĂnea con Karina Milei. Parece quedar rápidamente en el recuerdo oficialista el esquema de funcionamiento con que se venĂa manejando la Jefatura de Gabinete y el ministerio del Interior, cuyo titular, Lisandro Catalán, tambiĂ©n dejĂł el cargo.
Santilli comenzó a moverse sin esperar el juramento formal en la Casa Rosada. El objetivo no es menor. Tiene que avanzar de entrada en un paño que expone las dos últimas marcas de su antecesor: el final precipitado por las luchas internas y la postal de veinte jefes territoriales reunidos con Milei. Esa foto expresó disposición a tratar los proyectos que propone el Ejecutivo -además del Presupuesto, la reforma laboral, en el principal renglón- aunque sin dejar de lado sus reclamos, formulados con los cuidados del caso en el arrastre de la celebración electoral de Olivos.
El anuncio sobre la designaciĂłn del diputado en funciones y electo -expresiĂłn además del triunfo sobre el peronismo/K en Buenos Aires- fue interpretado como un gesto negociador hacia afuera y una señal a la interna y a los socios. En rigor, es visible un cortinado de fondo más amplio: la decisiĂłn de mostrar sintonĂa con la demanda de Washington en materia polĂtica. Junto a las señales de apoyo de Donald Trump, y su inicial expresiĂłn financiera, fue ratificado el mensaje sobre la necesidad de sostĂ©n polĂtico para encarar “reformas estructurales”.
Santilli tiene amplio recorrido polĂtico y es elogiado por su “plasticidad” para las negociaciones y por el modo de atender las “señales de Ă©poca”, segĂşn la descripciĂłn en tĂ©rminos de consultores. Y deberá moverse en un terreno marcado por las internas, que en parte deberĂan ser contenidas por su nombramiento, y con el objetivo de armar un esquema de acuerdos que requiere, antes que nada, recomponer puentes dañados en la etapa preelectoral.
QuedĂł en el camino la difundida alternativa de un ingreso formal de Santiago Caputo al gabinete, aunque nadie arriesga que los movimientos hayan concluido. Se verá cĂłmo termina de acomodarse el funcionamiento. Está clara la afirmaciĂłn de Karina Milei, mientras el asesor mantiene el manejo de hilos sensibles en el poder. Por lo pronto, la tarea polĂtica fue encomendada al nuevo ministro.
Visto hacia afuera, sigue la difĂcil relaciĂłn entre Olivos y Mauricio Macri. El ex presidente saludĂł la designaciĂłn de Santilli al frente de Interior, despuĂ©s de criticar frontalmente la salida de Francos y el ascenso de Adorni. Sin embargo, no podrĂa ser asimilada la convocatoria al diputado como un guiño al fundador del PRO, sino más bien como la continuidad de la lĂnea para sumar a los amarillos más cercanos o directamente girados al violeta.

Los antecedentes inmediatos asoman al menos en esa direcciĂłn. La cena de Milei con Macri fue calificada de mĂnima como destemplada, algo reforzado por el ex presidente con sus mensajes posteriores y declaraciones como las de estas horas, que dejaron como dato saliente el tono ácido para descalificar “personalidades narcisistas”. El malestar de Olivos se refleja quizás con mayor encono en el circuito de Patricia Bullrich. En la práctica, además, sus diputados ya habĂan dejado de actuar como espacio del PRO para anotarse como parte de LLA. Eso mismo se trasladarĂa al Senado.
Los recelos y resentimientos llegan a tal punto que alimentan la explicaciĂłn sobre la demora en la asunciĂłn del nuevo ministro del Interior. Señalan que si deja ahora la banca, asumirĂa por pocos dĂas un amarillo. En cambio, a partir del 10 de diciembre, el corrimiento por la renuncia de Santilli dejarĂa la banca para un violeta. Todo esto, en el cálculo de una situaciĂłn como la vivida en la ComisiĂłn de Presupuesto, que obligĂł al desempate con el voto de Benegas Lynch.
El virtual funcionario deberá atender ese juego de las internas propias y de los necesarios socios, además de los posibles aliados. Necesita sumar número para que el Gobierno pueda mostrar logros legislativos más allá de la referida señal por el Presupuesto.
Estaba claro que el resultado electoral modificarĂa el clima legislativo. En lo inmediato, el oficialismo requiere tiempo para exponer hasta quĂ© punto llega la actitud negociadora. Y la heterogĂ©nea oposiciĂłn tambiĂ©n lo necesita para acomodarse en el nuevo paño. Frente a esta realidad, aparecĂa un calendario fijado previamente y que, antes que nada, apuntaba a acelerar el tratamiento del Presupuesto.
La reuniĂłn de la ComisiĂłn de Presupuesto dejĂł este martes un Ă©xito, medido, para el oficialismo. LogrĂł dictamen de mayorĂa y todo indica que la llegada del proyecto al recinto se producirĂa en sesiones extraordinarias. De todos modos, ese avance contĂł con el apoyo pero en disidencia del PRO, UCR y algunos provinciales. Es decir, un respaldo abierto a la negociaciĂłn, no a libro cerrado. Habrá que ver cĂłmo se mueven otros espacios, como Encuentro Federal, los radicales de Democracia y varios provinciales, fuera de la confrontaciĂłn dura del peronismo/k.
Está claro que los dĂas correrán sobre todo para las conversaciones con los gobernadores, cuya expresiĂłn supera incluso la paleta de los bloques. Las negociaciones con los jefes provinciales pueden provocar fisuras -y lo hicieron- en todos los espacios legislativos, incluido el peronismo. Al revĂ©s, el maltrato o la falta de respuesta de Olivos generĂł confluencias muy amplias en las dos cámaras del Congreso, expresadas en una sucesiĂłn de derrotas oficialistas.
El cuadro que asoma despuĂ©s de las elecciones es diferente, pero no tiene garantĂas infinitas para nadie. La propia Cámara de Diputados arrastra tensiones domĂ©sticas en el oficialismo. Es un terreno difĂcil para sus integrantes y tambiĂ©n para operar desde afuera.
Por lo pronto, Santilli comenzĂł a conversar con gobernadores y ya sumarĂa media docena de contactos personales. Cuenta a favor con el respaldo a los tĂtulos generales de las reformas, pero, dicen en medios cercanos a gobernadores, falta conocer el contenido concreto de los proyectos para comenzar a negociar. En esa mesa, segĂşn fue trascendiendo, tambiĂ©n serán ratificados los reclamos especĂficos de los distritos, de cada uno de ellos. El juego reciĂ©n comienza.


